Christine Lagarde deja el FMI para conducir el Banco Central Europeo


Los líderes europeos reunidos en Bruselas resolvieron el martes el rompecabezas de los nuevos altos cargos de la Unión Europea, con un fuerte acento femenino. La ministra alemana Ursula von der Leyen quedó al frente de la Comisión Europea y la francesa Christine Lagarde, actual jefa del FMI, en el Banco Central Europeo (BCE).

Los altos cargos se completan con el liberal belga Charles Michel como presidente del Consejo, el socialista español Josep Borrell como jefe de la diplomacia europea y el también socialdemócrata búlgaro Sérguei Stanishev, en la Eurocámara, según varias fuentes.

La opción de nombrar a Von der Leyen al frente de la Comisión Europea, a propuesta del presidente francés Emmanuel Macron, según varias fuentes, abrió la vía a Lagarde para que dirigir el BCE.

De 60 años, Ursula von der Leyen ha sido varias veces ministra y, en una época, su nombre sonó para suceder a Merkel, quien, por su parte, «no está en contra» de poner en el BCE a Lagarde, actual directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró otra fuente.

Tras una noche de infructuosas discusiones entre el domingo y el lunes, los 28 prometieron ponerse de acuerdo para evitar ser blanco de las críticas de las formaciones populistas.

Por la mañana, un compromiso respaldado por Alemania, Francia, España y Holanda, que parecía crear consenso durante el fin de semana, parecía totalmente abandonado, según dos fuentes cercanas a las negociaciones.

Los desacuerdos se centraban en torno al conocido como «acuerdo de Osaka», que concedía la presidencia de la Comisión -la joya de la corona- al socialdemócrata holandés Frans Timmermans, pese a que su familia política quedó en segundo lugar en las pasadas elecciones europeas.

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Aunque el Partido Popular Europeo (PPE, derecha) cedía la Comisión pese a haber ganado los comicios, a cambio obtenía la presidencia de la Eurocámara para su candidato, el alemán Manfred Weber, en virtud del pacto.

Pero reclamaba también dirigir el Consejo Europeo, cenáculo de líderes, uno de los escollos de la negociación, ya que los liberales pugnaban también por este cargo, del que depende el color político del próximo jefe de la diplomacia europea.

Por ello, la cesión en el acuerdo de Osaka del Consejo a los liberales, además de ceder la Comisión, generó frustración en el seno del PPE y críticas a una de los suyos, Angela Merkel, y galvanizó el rechazo de los países del Este por la candidatura «inaceptable» de Timmermans.

Señal de que la nueva propuesta podría desbloquear la situación, los mandatarios de los cuatro países de Visegrado (Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia), apoyaron der Leyen, según el portavoz del gobierno húngaro, Zoltan Kovacs.