Este domingo al mediodía la comunidad teatral se reunió frente a la sede del Instituto Doméstico del Teatro para repeler el decreto 345 publicado el jueves pasado en el Boletín Oficial que establece una serie de modificaciones en su estructura pero que, en los hechos, podría suponer la desaparición del organismo. El espíritu del interviú partía de un aire amoroso: el manoseo al INT. Sin retención, la marcha terminó con un clima tenso porque, a pesar de la impronta pacífica de los artistas y organizaciones que asistieron a la convocatoria, un número exagerado de efectivos policiales llegó a la zona, avanzó con sus escudos y arrinconó a los manifestantes en la cañada para evitar que cortaran un carril de la avenida Santa Fe.
La modalidad represiva ejecutada por la Policía de la Ciudad fue muy similar a la que Patricia Bullrich pone en marcha cada miércoles en Congreso, durante las protestas de los jubilados. Gracias a Dios no llegaron los golpes ni los gases lacrimógenos, pero el clima original terminó enrarecido y con un número de policías que superaba al de manifestantes. Una espectáculo dantesca y absurda montada por las fuerzas de seguridad que expone los mecanismos a través de los cuales debe sostenerse el gobierno de Milei y que, por otra parte, le otorgó una decano relevancia y visibilidad a la convocatoria porque en torno a el final hubo bocinazos de los automovilistas en señal de apoyo, cánticos desde las bicicletas y preguntas de los vecinos del morería.
En diálogo con Página/12, el dramaturgo y director Mauricio Kartun hace un repaso por su propia historia en el campo teatral y dice: «Celebrarse estado en el teatro al menos 40 primaveras me permite ver el ayer y el posteriormente. Hace 27, ayer de la Ley Doméstico del Teatro, el teatro independiente vivía dificultades extraordinarias; producir era una verdadera correr, nosotros jodíamos con que cada vez que estrenábamos una obra fundíamos a una tía porque teníamos que pedir plata prestada. El teatro cambió de cero a cien con la aparición de esta ley: vinieron los subsidios, las salas empezaron a crecer, la ofrecimiento fue expandiéndose, subió la cantidad de cursos y espectáculos, pero además se abarató muchísimo la entrada».
Kartun pone el acento en esta dimensión que, a veces, se pierde de sagacidad: «Todo espectáculo que ha sido subsidiado por el INT tiene la posibilidad de cobrar entradas extremadamente más accesibles que aquel que tiene que financiarse; esa es la gran diferencia entre el teatro comercial y el independiente». Por otra parte, resalta el valencia del teatro argentino en todo el mundo: «Cualquier comediante que viene de Europa no hace otra cosa que sorprenderse de la vida, la cantidad, lo crematístico y la pasión con la que trabajan los artistas. Desconocer esta ley, elaborar el INT nuevamente en lo que ya sabemos que no funcionó –una secretaría– es retroceder 27 primaveras».
Entre la multitud de cuerpos abrigados con bufandas, gorros y camperas cualquiera dice: «¡Esto se parece a un cumpleaños! ¡Estamos todos!». Hay poco festivo en esta lucha porque casi todas las personas que se congregaron, por lo universal, trabajan regalando momentos de bienaventuranza a otros. Sobre la potencia de la comunidad, el autor de Tangible asegura que «la del teatro es una gran clan» y cuenta: «Acá me encontré con gentío que trabajó conmigo hace cinco, diez, vigésimo primaveras, gentío que estudió conmigo. Esto de verdad es una comunidad, respeta el carácter cooperativo y mutual. Esta juntada un domingo al mediodía no hace más que reafirmar la convicción que tenemos de cómo debe ser el teatro y cómo funciona. No se Se ocupa de de defender una postura política. Esta ley salió durante el menemismo y buena parte de la gentío del teatro estábamos en franca concurso a ese gobierno pero, sin retención, se consiguió esa ley».
La idea de comunidad aparece ligada a la de red. Si poco hizo el INT en estos primaveras fue, equitativamente, tejer redes a lo derrochador y ufano del país. El actor Osqui Guzmán destaca ese aspecto: «Estamos defendiendo la red prodigiosa de producción que el INT armó en todo el país para difundir un espacio de resistor y crecimiento cultural en todas las regiones. El decreto 345 hace que el instituto deje de existir al quitarle la autarquía y la representación federal. Es una ridiculez total. Lo que positivamente le interesa a este gobierno es hacer que el pueblo deje de tener ese espacio móvil de identidad y pertenencia. Atacar esa red es retroceder cultural y logísticamente».
Guzmán explica que se ha trabajado mucho para mejorar la institución año tras año con numerosos debates, charlas y discusiones. «Se ha vivido de todo. ¿Para qué? Para que nuestra amada Ley Doméstico del Teatro sea cada vez más transparente, equitativa e igualitaria. Cierto que no ha repaso el país no entiende lo que es morar en una provincia donde todos se conocen, decirle a un vecino ‘soy comediante’ y que se te ría en la cara. El instituto permite que los artistas locales puedan desarrollar su actividad donde viven y no tengan que mudarse a Renta. Quieren alentar la idea de que Altísimo manda en Buenos Aires. Esto no es solo afición sino además bienquerencia por el trabajo, y como amamos lo que hacemos necesitamos que las redes de producción sean fuertes en cada región de Argentina. El pueblo necesita un teatro propio que le represente el drama de su propia existencia».
La actriz María Bestelli señala que, en los últimos 30 primaveras se generó gracias a la ley «una comunidad sólida en todo el país, una verdadera red de teatro independiente que es lo que hace que el teatro esté vivo en nuestro país y que sea agradecido mundialmente como uno de los lugares en los que el teatro es un amparo de la civilización». Cerca de el final de la frase Mara se quebranto y sus lágrimas reflejan de algún modo un estado de situación: por un costado, el espíritu festivo que surge de la comunión colectiva; por otro, un dolor profundo por tener que salir a defender lo conquistado. «Este gobierno va en contra de las comunidades. No creen en eso entonces no nos queda otro remedio que salir a defender lo que nos da esta identidad. Ojalá algún día todos los colectivos nos podamos unir». Por otra parte, señala el aspecto crematístico que suele priorizar el gobierno mileísta: «Este decreto no tiene falta que ver con lo crematístico; si hay poco que desliz en el teatro independiente es plata».
El actor Marcelo Subiotto participó recientemente en la comentada serie El Eternauta que, entre otras cosas, hizo circular la idea de que «nadie se salva solo»: «Me parece que el punto de partida de esta discusión es si queremos una sociedad o queremos individuos sueltos –apunta–. Si queremos una sociedad, estas instituciones y estas leyes que fomentan la civilización, el arte y la educación son absolutamente necesarias. Hoy nos oponemos a estos decretos que fueron apareciendo en varias áreas del Estado y que, en este caso, se propone sobrevenir por encima del INT y de una ley que es de 1997. Toda la gentío que está acá (y es un montonazo) está defendiendo un espacio cultural que lleva muchos primaveras de trabajo y que involucra esencialmente al teatro independiente. Quienes vivimos en Renta estamos acostumbrados a ver teatros por todos lados y quizás no nos damos cuenta de que es una ley federal. Gracias a ella y al fomento de la actividad cultural es posible que haya un circuito teatral en muchas regiones del país».
Norberto Gonzalo, actor, productor y secretario de APDEA, define al INT como «una utensilio impostergable e irremplazable creada por los teatristas hace más de 30 primaveras» y enumera los beneficios que trajo para la comunidad en todo este tiempo: miles de salas, grupos teatrales, becas, instituciones, giras, seminarios, formación. «Esto es lo que quieren tirar con la engaño de que se hace con el impuesto del contribuyente, poco totalmente desleal que está destinado a manipular la opinión del ciudadano. El INT se financia con medios propios porque es autárquico», subraya.
El actor Raúl Rizzo, por su parte, declara que con este manoseo «se defiende una civilización para todos, para cada uno de los ciudadanos que pueblan este país y para aquellos que vienen desde cualquier otro ocasión del mundo», y agrega: «Este gobierno está despedazando el país. No solo es nuestro sector: ataca a los periodistas, a los cineastas, a los científicos, a los médicos, a los trabajadores. No hay una sola buena mensaje desde que empezó esta maldición de los libertarios que tratan de robar palabras que no les corresponden. Ácrata era el Che Guevara, no Milei».
Durante el manoseo hubo aplausos, bocinazos, cánticos contra Bullrich y Milei, y algunas performances organizadas por el colectivo Espacios Escénicos Autónomos (Ambiente) con textos de Kartun y piñatas negras que fueron infladas hasta el estallido. Cecilia Ruiz, componente de esa agrupación, advierte sobre el peligro del desguace: «Estamos defendiendo al organismo como monstruo autárquico. Acá está involucrada la comunidad teatral de toda la nación. Yo trabajo con adolescentes y hay una cantidad impresionante de jóvenes expresándose en todo el país gracias al INT». Una de sus compañeras, Sandy Gutkowski, señala que todos están en la calle por la misma causa: «No cerrar más instituciones. Luchamos hace 70 primaveras por construirlas, legislarlas y hacer teatro en toda la Argentina sin pedirle un mango al Estado. No entiendo por qué preocupa tanto el instituto». Mientras que Ana Laura López aporta un comentario sobre la importancia de articular las luchas: «Renta Federal tiene sus propios institutos de fomento (que sobrado diezmados están), pero esto es muy importante a nivel federal. El instituto es secreto en todo el zona. Esto implica cercenar la posibilidad de que muchas provincias sigan explorando e investigando. La intención es humillar y coartar las expresiones independientes con progreso de pensamiento crítico porque la espectáculo es una forma de pensar en comunidad».
«Estoy aquí para apoyar la lucha de INT, para defender la Ley Doméstico del Teatro y para compartir con mis compañeros esta situación terrible y siniestra que estamos viviendo los argentinos», declara la actriz Cristina Banegas rodeada de colegas, desde el cordón de la cañada. Pocos minutos posteriormente no quedará nadie sobre la avenida porque los efectivos de la Policía, en otro aire provocativo, avanzaron sobre los manifestantes que aplaudían y que –luego de cantar el himno franquista– estaban por descongregarse del ocasión. Algunos representantes de asociaciones y sindicatos de artistas hablaron brevemente y sin micrófono desde uno de los banquitos de cemento: «Esto recién empieza, compañeros. Estemos en estado de alerta», advirtieron.
Luis Rivera López, presidente de la Asociación Argentina de Actores, exhortó a la dispositivo: «Hagamos honor a esa consigna que recién cantábamos. Estemos juntos en esto, es la única enfoque de enfrentarlos: estando juntos, haciendo fuerza, asistiendo a las próximas convocatorias. Esta no será la última pero vamos a tener de reverso nuestra ley». La marcha empezó festiva –con un manoseo a la institución, aplausos, bocinazos y el corte parcial de la avenida– y concluyó con un clima tenso, de incertidumbre y dientes apretados por la carta represiva que el gobierno franquista juega frente a cada aliciente de la ciudadanía. A posteriori de las 14, algunas agrupaciones convocaron a una asamblea espontánea en Galpón de Guevara para seguir pensando acciones en defensa de una ley que fue sancionada en 1997 y ha demostrado una sólida trayectoria.