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Inseguridad en Quilmes: Identifican a dos sospechosos por el crimen del empresario en Bernal

El empresario fue asesinado en su casa de Bernal, Quilmes. Lo asfixiaron con un toallón tratando de obligarlo que dijera dónde estaba eso que buscaban.

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Las cámaras de seguridad de los vecinos de la calle Avellaneda al 100, de Bernal, partido de Quilmes, son hasta el momento el factor clave para avanzar en la investigación por el crimen de Abel Leonardo Espósito (51).

Gracias a esas imágenes, dos de los cinco sospechosos ya fueron identificados y además cuentan con antecedentes por robo, según confiaron a Clarín fuentes de la información.

Otro detalle importante es que se está peritando el celular de la empleada doméstica, la única persona que estaba en la casa al momento del ataque, para revisar sus contactos y últimas comunicaciones.

A Espósito lo estaban esperando en su chalet de Bernal. Regresaba de sus vacaciones, entró por el garaje y abrió la puerta de atrás. Pensó que estaría solo la noche antes de volver a trabajar a la curtiembre de su familia, pero adentro lo sorprendieron cinco personas.

Lo torturaron durante más de una hora, atado con precintos y a los golpes: le exigían “un maletín plateado” que nadie vio nunca dentro del caserón de la calle Avellaneda al 100. No se llevaron la plata ni los objetos de valor, buscaban ese portafolio.

El empresario fue asesinado en su casa de Bernal, Quilmes. Lo asfixiaron ron con un toallón tratando de obligarlo que dijera dónde estaba eso que buscaban. Mientras lo ahorcaban, usaron un jarrón de adorno para cargar agua y tirársela en la cara. La autopsia confirmó que murió por “asfixia mecánica” y que tenía “líquido en los pulmones”.

Los Espósito son muy conocidos en Avellaneda. Su padre, también llamado Abel, fue presidente de la Unión Industrial de Avellaneda. El hermano de la víctima, Adrián Espósito, es secretario administrativo del club Independiente y presidente de una agrupación.

La familia tiene una curtiembre en el Parque Industrial de Avellaneda. Comercializan y exportan cueros.

En la casa de Avellaneda 178 la víctima vivía con sus dos hijos, Abel (22) y Ernestina (21). Además de su esposa, Alejandra Ianni (51).

Poco antes del crimen, el hombre estaba de vacaciones con su mujer y su hija, en Punta del Este, pero él decidió regresar antes para cumplir con compromisos laborales. Su hijo también se encontraba en el exterior.

“El regreso estaba programado. Avisó a la empleada que vive en una habitación al fondo de la propiedad. Le pidió que dejara la puerta de atrás abierta porque entraría por el garaje y por la parte trasera de la casa. Por allí también entraron los ladrones”, explicaron fuentes del caso a Clarín.

La empleada estaba durmiendo y no escuchó nada hasta que dos de los asaltantes la sorprendieron: “Creemos que entraron saltando la reja del frente, por los techos y por una ventana que estaba abierta. Posiblemente haya sido antes que él llegara. Cuando le preguntaron si había alguien más, les habría indicado que estaba la casera en el fondo y la fueron a buscar. Los ataron en el cuarto de Espósito y revolvieron toda la casa. Estuvieron más de una hora, entre las 23 y la 1 de este lunes”, detallaron.

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Preguntaban por “un maletín plateado”, declaró la mujer de 61 años, que negó haberlo visto en la casa. “Tenía una curtiembre, el que usaba era uno viejo, de cuero”, dijo la empleada.

Los investigadores creen que pueden haberlo seguido desde el aeropuerto con un dato equivocado o confundiéndolo con alguien más. Otra hipótesis es que esperaban hallar una casa vacía.

Lo sospechoso -advierten fuentes del caso- es que a metros del cuerpo los atacantes dejaron unos $ 25 mil, relojes, joyas y objetos de valor. Pero no se los llevaron, los abandonaron arriba de la cama de la víctima y escaparon.

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“Puede ser que se hayan asustado cuando se dieron cuenta que la víctima estaba muerta o que realmente eso que buscaban era otra cosa y no plata. Estamos investigando todas las posibilidades”, señalaron.

La empleada logró liberarse cuando se fueron y encontró a Abel muerto en el piso del baño. Su familia, anoche, regresaba al país para darle el último adiós.

“Consternación y dolor en la familia industrial de Avellaneda por el asesinato de Abel Leonardo Espósito, hijo de un histórico presidente de nuestra casa y el primer presidente de la UIA Avellaneda que llegó a la presidencia de UIPBA. Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos”, publicaron en la Unión Industrial de Avellaneda.

La investigación está en manos de la Fiscalía N° 2 de Quilmes, a cargo de Leonardo Sarra. Hasta este lunes a la noche no habían identificado a los asaltantes ni detenido a ninguno de los responsables del crimen.

 

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