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Una médica forense denunció a un juez de La Plata por abuso sexual

La perito Virginia Creimer acusó en al magistrado Juan José De Oliveira por un hecho ocurrido en la casa del hombre el viernes 3 de enero

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Una médica forense denunció a un juez de La Plata por abuso sexual



Emma Virginia Creimer (50), una prestigiosa médica forense del Poder Judicial, denunció este miércoles al juez Juan José De Oliveira (45), del fuero civil de La Plata, por abuso sexual y lesiones. El hecho ocurrió el viernes 3 de enero y la víctima, junto a su abogado, Darío Saldaño, presentaron pruebas: marcas de golpes y rasguños en el cuerpo y chats de Whatsapp donde el magistrado refiere a lo sucedido en su casa aquel día.

La situación se desencadenó cerca de las 15 de aquel día cuando Creimer recibió un aviso de dos de sus hijos de que se les había quedado el auto en la localidad de City Bell y que estaban esperando el auxilio de una grúa. Y terminó en la casa de De Oliveira, donde, según denunció la médica legista, el magistrado la besó, la manoseó, quiso meterla en su habitación y la golpeó.

Cuando se enteró del desperfecto del coche Creimer salió de su casa y fue corriendo hasta donde estaban sus hijos “con lo que tenía puesto: un short y un top de running”. Cuando llegó le dijo a sus hijos que volvieran al hogar, que ella se hacía cargo. A las 15.29, la mujer recibió un mensaje de De Oliveira, con quien se conocen desde hace 15 años y fueron compañeros de trabajo. Según contó la víctima estuvieron un largo tiempo sin contacto pero en el último año el juez volvió a escribirle por Whatsapp.

Creimer le contó lo que le había pasado y De Oliveira se ofreció a ir a buscarla a la concesionaria, a donde Creimer estaba yendo a resolver el problema del vehículo. La mujer le dijo que era un “espanto” que estaba tratando de “arreglarse» la cara con maquillaje, pero él le respondió “dejate de joder, voy de chofer y croto”.


Mientras a Creimer los mecánicos le arreglaban el auto casi al instante, el juez le avisó que llegaría un poco más tarde entonces la médica le contó que el auto ya estaba arreglado pero que como agradecimiento a su amabilidad pasaría a tomar unos mates por su casa, ubicada cerca de la concesionaria.

“Fue a modo de agradecimiento, por el gesto que tuvo”, explicó la mujer, quien en la denuncia aclaró que hacía 15 años que no lo veía y que el único contacto que tenían era por Whatsapp o porque él le comentaba en las redes sociales: “Sabía que yo me había divorciado en 2018 y que pasaba por momentos de tristeza y él me contó que estaba separado de su mujer».

Creimer efectivamente fue a la casa del juez, ubicada en la calle 41, en el centro de La Plata. Y lo esperó en la puerta de su casa porque De Oliveira no estaba. Eran alrededor de las 18. Cuando el hombre llegó la hizo pasar a la cocina, le ofreció probar un postre que dijo haber hecho él mismo y se sentaron alrededor de una mesa redonda donde, según contó la víctima, hablaron de trabajo. Él le preguntó por qué se había ido del Ministerio Público de la Provincia y ella le explicó y también le contó de la denuncia que hizo contra ella el genocida Miguel Etchecolatz, después de que la médica determinara que el ex comisario, condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad, estaba en condiciones de seguir en prisión.

“La conversación fue de trabajo hasta que él de pronto cambió de tema y me empezó a contar que la mujer hizo un bolso y se fue de la casa y me empezó a contar de las amantes que había tenido durante su matrimonio, jactándose incluso de que había ido al casamiento de una de ellas con su esposa, lo que me pareció muy desubicado”, contó a la Justicia la médica.

A partir de ahí, según el relato de Creimer, la actitud de De Oliveira cambió radicalmente. “Se cruzó de piernas, empezó a sonreír, me dijo que él no me podía ofrecer una relación estable, lo que me pareció bizarro, y yo le expliqué que no buscaba una relación con él y que quería una pareja estable”, relató la médica.

De Oliveira, de acuerdo con la denuncia de la víctima, insistió “sardónicamente” con la relación ocasional y apuntó contra la vestimenta de Creimer. “Aparte mirá cómo estás vestida, con tan poca ropa”, le dijo y ella respondió que la ropa no tenía nada que ver, que era la que usaba para correr.

Y el juez le repitió, con las piernas cruzadas y las manos que tapaban sus genitales: “Bueno, pero estás sentada enfrente mío con tan poca ropa que me genera cosas, mirá cómo me estoy poniendo”.

Creimer entonces se levantó y le dijo que no tenía más nada que hablar y cuando iba para la puerta de la casa De Oliveira la tomó de la cintura, la giró y le empezó a besar la cara al tiempo que ella le decía “no” y que estaba equivocado.

Pero el juez, hijo de Juan Angel De Oliveira, subprocurador de la Corte bonaerense, según la denuncia, insistió, le metió la mano debajo de su ropa, le manoseó el pecho izquierdo a la vez que la víctima lo empujaba y él la llevaba hacia una habitación. “Me agarraba de los glúteos, de los pechos, pero cuando me bajó el bretel me empezó a besar el pecho izquierdo y ahí quedé contra la puerta de entrada de esa habitación, forcejeando contra el marco con los brazos y las manos, mirando la parte de arriba de la puerta mientras le seguía diciendo que no y él se burlaba de mí diciéndome ‘no es no’, riéndose, hasta que logré soltarme y giré y salí de su casa y me subí a la camioneta y me fui”, relató ante la DDI de La Plata.

Creimer estuvo todo el fin de semana encerrada en su casa, sin poder controlar el shock y el llanto. Le contó a una de sus hijas y a cuatro amigas. Y un día después del hecho, el sábado, habló con su psicóloga y luego con el abogado Saldaño.

El martes Creimer junto a su abogado fueron al hospital Rossi para dejar constancia de las lesiones: escoriaciones y moretones en los brazos, en la zona del bretel y en los glúteos.

“Es un caso muy paradigmático. Se dan todos los elementos de la violencia de género. Desde lo jurídico, existe la Convención de Belem do Pará, que encuadra dos de los supuestos: violencia física y sexual. Hubo cuestiones comprobables”, remarcó a Infobae Saldaño, quien agregó: “Hay pruebas objetivas: escoriaciones por forcejeos de cuando intentó sacarle la ropa, hematomas de sujeción cuando le apretó los brazos para doblegarla y en el muslo por los manoseos. E informe de la psicóloga que la atendió al día siguiente que da cuenta del estrés postraumático y los Whatsapp con él donde él trata de minimizar la cosa y desvalorizar la cuestión».

Poco después del hecho en su casa, De Oliveira le mandó unos mensajes a Creimer donde no se hizo cargo de la situación que denunció la médica.

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