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Acoso municipal y clausuras a la orden del día en Lomas de Zamora

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Ingeniero Budge es una de las localidades más postergadas de Lomas de Zamora, un lugar donde se lidia constantemente contra inundaciones, basura, desocupación, violencia y muertes, pero a pesar de todo ello, también es un lugar de gente laburadora, que busca salir adelante a pesar de las adversidades, con comercios y emprendimientos que son casi los únicos generadores de empleo.

Erika, dirige una pastelería junto a su familia y sufrió las clausuras municipales. Diario La Tercera facilitó esta nota a Timing Político. “Las clausuras son constantes sobre todo desde Recondo y Guaminí, hasta Claudio de Alas y de allí hasta Azamor, nos exigen las reglamentaciones que corresponden no es ilegal. Lo que pasa es que no hay consideración, entre un pequeño quiosco a un local de 24 horas que ocupa toda una esquina. O en nuestro caso un micro emprendimiento familiar a una confitería a todo trapo, las condiciones económicas no son las mismas. Las ubicaciones no son las mismas, ni la ganancia, ni la producción, pero sí las exigenciasnos bancamos la falta de inversión municipal y ahora nos salen con esta presión”.

Inseguridad. La falta de seguridad es el gran flagelo de Ingeniero Budge y Fiorito, el llamado Cuartel IX, sin embargo no es la única inseguridad que sufren, justamente en esta localidad, donde hay tantos problemas, donde la falta de inversión urbana es tan grande como el afán recaudatorio municipal: “No hay servicios mínimos como la señalización, en la zona por la que más pasan los inspectores, que es el cruce de Recondo y Claudio de Alas tiene un semáforo que no funciona. Pasan 6 líneas de colectivos y no hay seguridad vial tampoco. Son cotidianos los accidentes y por ende destrozos en los negocios de esa esquina. Sin contar la escasa iluminación que hay en el recorrido de estas calles que les facilita todo a los delincuentes, más que nada al momento de cierre, entre las 20:30 y las 21 horas, un momento de terror. Sólo hay 2 semáforos y ninguno funciona, uno está en los cruces de Claudio de Alas, con Recondo y con Azamor, donde está el Hospital, el tránsito es impresionante. Vivimos en una terrible falta de inversión y es donde más recaudan”.

Miguel Ángel, es un comerciante, que sufrió los constantes operativos de inspección realizados desde la Comuna, especialmente sobre la calle Recondo: “se notó que con el cambio de Gobierno Provincial, comenzó una bajada de línea de ir sobre los comercios, Budge es un lugar que no es extremadamente comercial, tiene un centro reducido de pocas cuadras, creemos que es correcto que nos exijan lo que marca la ley, pero con posibilidades de seguir funcionando, con tiempos perentorios para que podamos cumplir con la documentación correspondiente”, dijo y agregó “pero es imposible de cumplir en los tiempos ridículos que exige la Municipalidad, tratan a negocios pequeños como si fuera un establecimiento como Garbarino, y en otros hacen la vista gorda, caen operativos de 10 inspectores, camionetas, policías de civil que no se identifican, de hecho en mi propio local tuve un entredicho desagradable con esta clase de procedimientos, con gente que me exigía cosas y no se identificaba, no tengo ningún clase de mercadería ilegal que puedan hacer este tipo de accionar encubierto, no podemos entender esta clase de presión tan grande, nos está asfixiando”.

Y agregó: “Ninguna política me da de comer si no levanto la persiana a las 8 de la mañana, entiendo la necesidad de recaudar y estamos de acuerdo con abonar impuestos y regularizarnos, somos 30 o 40 comercios que sufrimos esta situación donde si te clausuran perdés el día, a quiénes no se les da un marco coherente para cumplimentar las reglamentaciones, ni la opción a una habilitación provisoria, parece que te quisieran empujar a vivir clandestino, y acá a 15 cuadras está la Salada donde todos saben que se venden millones en mercadería ilegal, falsificada, de laburo esclavo, sin que nadie lo impida y para los negocios chicos solo hay persecución sistemática”.

Las autoridades municipales deberían armar planes de gobierno, donde se contemple la realidad cotidiana, se ayude a los comercios a regularizarse y a crecer, se invierta en equipamiento urbano y no se tome a los vecinos como números en un libro mayor, cayendo en las prácticas tecnocráticas que desde el bonito discurso político dicen repudiar. ¿Dicen repudiar?

Las tonalidades de un mismo Lomas. Ingeniero Budge es una especie de doppelgänger, es decir, el doble fantasmagórico y maldito, de Lomas Centro, si en las luces de neón céntricas hay estilo, moda y desarrollo, en esta barriada lomense abunda todo aquello que no puede ser mostrado para triunfar en el mundillo de la farándula que domina la escena política desde hace años.

La localidad se inunda, desde la ribera y desde los aliviadores que deberían evitarlas, cada vez que hay una lluvia moderadamente intensa cientos de familias pierden sus cosas, eso sumado a la falta de servicios cloacales, que hace que las aguas servidas de los pozos negros desbordados se mezcle con el agua de los anegamientos, formando un combo de mierda y enfermedad que sufren niños, adultos y ancianos. Sin embargo, grandes inversiones cloacales se llevaron a cabo en la muy cheta zona de Las Lomitas, donde a los brokers inmobiliarios les molesta que las hermosas torres, no se puedan vender porque el “popó” asciende por el inodoro. Hablamos de una zona hipercontaminada donde los niños presentan elevados niveles de metales pasados en la sangre, que envenenan su crecimiento y minan sus capacidades físicas condicionando su vida futura.

La inseguridad hace estragos entre los vecinos del Cuartel IX (Budge y Fiorito), donde ir a tomar el colectivo es una lotería donde podes ser apuñalado por una SUBE o por 20 pesos, aquí el valor de la vida es mínimo.

Si el Municipio de Lomas es uno de los más peligrosos de América del Sur, Budge y Fiorito, son el centro de la hemorragia de la inseguridad, una zona de alta conflictividad donde los tiroteos son cotidianos, la policía brilla por su ausencia y ni siquiera las escuelas son custodiadas.

Las mujeres que van a trabajar, a comprar, atender negocios o a estudiar, sufren el acoso constante de malandras, muchas han sido violadas, muchas otras soportan manoseos como “cuota menor” para poder transitar por un lugar sin ser lastimadas. Las calles no están dominadas por el Estado, si no por bandas narcos y sicarios que imponen su ley de sangre y fuego.

No hay Estado para hacer inversiones básicas, como reparar semáforos y mejorar la atención en el Hospital Alende, donde incluso se dejó a una joven parir en la vereda por falta de personal, pero sí hay Estado para que un ejército de inspectores acose a los pocos generadores de empleo de la localidad más pobre y postergada. Esa donde nunca habrá un desfile de modas pasa sacarse fotos y mostrar la mejor cara de la tilinguería antipolítica.

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