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El trasfondo de la polémica en el INCAA

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El cine argentino es una marca reconocida en todo el mundo. Es, además, uno de los más prolíficos de la región: en 2016 se estrenaron 173 films nacionales, la mayoría con apoyo financiero del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), envuelto en una polémica desde que el miércoles pasado el Gobierno le pidió la renuncia a su titular, Alejandro Cacetta. Aquí, algunas claves sobre el conflicto:

 

¿Qué es el INCAA?

 

El INCAA es un ente público, autárquico, que depende del Ministerio de Cultura nacional, encargado de promover y regular la producción audiovisual en territorio argentino y el cine argentino en el exterior. Administra el Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC), que otorga créditos y subsidios a las películas argentinas y también aporta fondos para la celebración de festivales de cine, como el de Mar del Plata o el Bafici en Buenos Aires que comienza esta semana.

 

¿Cómo financia el INCAA al cine argentino?

 

El FFC que administra el INCAA se financia con un impuesto que grava en un 10 por ciento toda entrada de cine que se vende en territorio nacional y con el 25 por ciento de lo recaudado por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), que en parte proviene de los derechos que pagan las radios y las televisoras para operar las señales del país.

 

¿Cómo comenzó el conflicto?

El ministro de Cultura Pablo Avelluto pidió la renuncia de Cacetta «debido a la necesidad de acelerar y profundizar los procesos de mejora administrativa en el INCAA». Cacetta había asumido con la victoria de Mauricio Macri y con amplio consenso de la industria. Si bien en su comunicado Avelluto admitía su «compromiso» durante su gestión, al mismo tiempo pidió que la Oficina Anticorrupción investigue presuntas «inconsistencias en los gastos (del INCAA)».

La medida se tomó luego de que la noche anterior se emitiera un informe plagado de imprecisiones en el programa «Animales sueltos» por canal América sobre sospechas de corrupción e irregularidades en el INCAA, por lo que muchos representantes del sector cinematográfico hablaron de «operación mediática».

Este sábado, Avelluto señaló que «a partir del lunes» va a haber modificaciones «en el plantel de gerentes» del INCAA.

 

¿Qué afirman las denuncias?

Entre las supuestas irregularidades detectadas hay, de acuerdo con una información del diario «La Nación», erogaciones para la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) por obras que según el Gobierno no se habrían realizado. La Enerc, que es pública y depende del INCAA, es una de las escuelas más prestigiosas de cine de la Argentina y de ella egresaron cineastas como Lucrecia Martel («La ciénaga») o Fabián Bielinsky («Nueve Reinas»).

 

También se cuestiona el alquiler por 600.000 pesos argentinos (40.000 dólares) del inmueble donde funcionó el laboratorio cinematográfico Cinecolor. Allí se inauguró recientemente la anhelada Cinemateca argentina, destinada a preservar el patrimonio audiovisual argentino.

 

¿Qué dicen los sectores críticos con el Gobierno?

 

Los sectores críticos sospechan que detrás de las denuncias está la intención de intervenir el INCAA, eliminar el impuesto del 10 por ciento que financia el cuantioso fondo FFC y administrarlo desde fuera, acabando con la autarquía del Instituto. También creen que Cacetta fue «castigado» por negarse a despedir funcionarios del anterior Gobierno y que se quiere instalar la idea errónea de que el cine absorbe recusos que podrían ser destinados a otros sectores.

 

El director argentino Luis Puenzo, quien en 1986 ganó el primer Oscar para Argentina con «La historia oficial», cree que la movida oculta la intención de hacerle «un regalo a las grandes empresas de radio y televisión» y que «dejen de pagar lo que pagan por usar las señales que son del país», según dijo al canal de televisión C5N.

 

«Lo que entiendo que está sucediendo es que hay cuestiones que no se tocaron respecto a como venía funcionando el INCAA de la anterior gestión y aparentemente hay cambios que el Gobierno quiere hacer, que tienen que ver con la política general de reducir costos y despedir gente», dijo a dpa Ana Piterbarg, egresada de la ENERC, quien dirigió a Viggo Mortensen en el film «Todos tenemos un plan».

 

La productora argentina Gema Juárez Allen, que produjo películas como «Camino a La Paz» y «Oscuro Animal», coincidió. «Me parece que han armado una operación periodística maliciosa y sobre todo muy mentirosa, paraavanzar sobre una gran caja que es gestionada por el INCAA que es el Fondo de Fomento Cinematográfico», dijo a dpa.

 

Avelluto rechaza estas versiones. El Gobierno no viene «en absoluto a reducir o a achicar el apoyo del Estado» al cine nacional, afirmó.

 

¿Cuál fue la reacción de la industria cinematográfica?

 

«Cacetta es un funcionario puesto por el macrismo, que tiene consenso en la industria del cine. Si está haciendo las cosas bien, si la gente de la industria puede conversar con él, ¿por qué de golpe se lo saca?», se preguntó Martel. Por su parte, el ganador del Oscar Juan José Campanella, quien propuso a Cacetta al Gobierno, tuiteó: «No hay UNA persona en la industria del cine, NI UNA, que tenga dudas sobre la honestidad de Cacetta. Horrible y torpe opereta».

 

Un día después de la renuncia del titular del INCAA, los estudiantes de la ENERC convocaron a una asamblea a la que asistieron más de mil personas en el cine Gaumont de Buenos Aires en apoyo a su rector, Pablo Rovito, también salpicado por la denuncia. Allí destacaron las obras de renovación en la sede principal de la escuela y la apertura de subsedes en el interior del país. El documento final, firmado por 17 entidades de productores, directores, técnicos y actores, defiende la autonomía del INCAA y pide la renuncia de Avelluto.

 

Un comunicado firmado por la Academia de Cine y de las Artes Cinematográficas de la Argentina (que elige la precandidata argentina al Oscar y a los Goya), también rechazó las imputaciones «que, con absoluta liviandad y falta de rigor, fueron formuladas públicamente». Además, las dos principales asociaciones de críticos y cronistas de cine de la Argentina, FIPRESCI y ACCA, manifestaron su preocupación.

Fuente: Los Andes

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