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La Salada: el drama de una mujer que denunció secuestro y violación por parte de unos policías

En el juicio fueron condenados dos agentes por extorsión y secuestro en La Salada, pero Liliana Herrera afirma que otro la violó.

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La Salada: el drama de una mujer que denunció secuestro y violación por parte de unos policías


Tras dos años de lucha, Liliana Herrera tuvo que ver cómo la Justicia de Lomas de Zamora absolvió al policía al que denunció por violación por negarse a pagar una coima. La mujer solía trabajar en la feria de La Salada desde hacía 20 años cuando un grupo de siete efectivos la secuestró en la comisaría de Ingeniero Budge, la golpeó y torturó, pero sólo dos de ellos fueron condenados por privación de la libertad y extorsión.

Todo comenzó en junio de 2016. Los policías vestidos de civil la obligaron a subir a un patrullero y le exigieron que, para dejarla tranquila y continuar trabajando en la feria, debía pagar un sobre con «entre $3.000 y $5.000 todos los sábados». Ella se negó, y la llevaron a la comisaría 10 de Ingeniero Budge, ubicada debajo del viejo Puente La Noria.

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La víctima relató que, ya en la dependencia policial, siete efectivos (más una mujer policía) la obligaron a desnudarse, le quitaron sus pertenencias, la golpearon constantemente y la orinaron encima. Pero no fue todo: la mujer se llevó a Liliana a otro cuarto, y fue allí donde ella afirma que el subcomisario Eliazar Amaro Beckman la violó.

«Él me arruinó la vida. Me tuvo arriba en un cuarto con la pistola en la cabeza, abusando de mí. Él contra mí hizo todo, me rompió el alma. Estoy con tratamiento psiquiátrico y psicológico», recordó la víctima en diálogo con El Destape.

Sin embargo, Beckman fue absuelto por el cargo de violación. «Me decían que no hay testigos ni pruebas», sostuvo Liliana, a pesar de que el ex subcomisario sí fue condenado a seis años y medio por privación de la libertad y extorsión, al igual que el jefe de calle Gerardo Daniel Ibarra, uno de los policías que la atacó. Al parecer, para comprobar que Liliana fue secuestrada sí hay pruebas suficientes, pero para demostrar que fue violada -algo que se puede determinar mediante pericias físicas-, no las hay.

Mientras tanto, la mujer denuncia que todavía hay otras cinco personas culpables que nunca fueron citadas a declarar, ya que cuando le mostraron fotos de los posibles agresores para que los reconozca, Liliana sólo pudo identificar a Beckman y a Ibarra, quienes fueron separados de la fuerza en su momento.


Aún así, ella logró avanzar con una investigación propia con ayuda de otros policías, y, según aseguró a este medio, pudo determinar que el resto de sus agresores se llaman Matías Rodríguez, Matías Escalante, Leonardo Delleirone, Daniela Almirón y Ricardo Darías. «Todas esas personas están trabajando», afirmó.

Según Liliana, hay una connivencia entre los policías involucrados en el ataque y la Justicia. «Sentí como que me estaban boludeando, me hicieron ir en tres fechas al juicio porque decían que no había sala, pero había un montón. Están con ellos, porque no puede ser que estén libres con todas las pruebas que hay. Beckman me sigue haciendo la vida imposible, me amenaza. Ya no sé dónde resguardarme», sostuvo.

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Ahora, los condenados esperan que se haga efectiva su condena, y van a apelar. Los jueces que llevan la causa, José Ignacio Polizza, Daniel Mazzini y Susana Silvestrini, sólo les dieron seis años y medio de prisión, aunque si se sumara el cargo de «abuso sexual gravemente ultrajante» que reclamaba el fiscal a cargo, Sebastián Scalera, serían 9. Aún así, la mujer considera que «eso sería poco».

En tanto, Liliana ni siquiera tiene un abogado que la represente en su propio juicio. Desde su secuestro y violación está bajo tratamiento psiquiátrico y psicológico, tiene ataques de epilepsia nerviosa, recibe amenazas constantes e incluso le han entrado a robar pruebas a su casa.

«Esta gente me dejó con una cicatriz muy grande que no puede sanar y no creo que sane nunca. Yo solamente quiero que me devuelvan la vida, me sacaron de mi trabajo donde estuve 20 años», lamentó.

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