Un retiro parcial de tropas rusas

En medio de un día lleno de versiones, la única noticia cierta y positiva fue que Rusia anunció que parte de las tropas movilizadas volverán a sus lugares de origen. El anunció así lanzado tiene más valor que en la práctica. Se «desmovilizarán» solo tropas que participan hasta el 20 de febrero de las maniobras con BielorrusiaEl kremlin desplegó 30.000 soldados en la nación aliada. Si se van, es una buena señal.

El problema es que en la frontera con Ucrania, Rusia mantiene a 130.000 soldados. Un mal paso es suficiente para iniciar la temida invasión al país vecino.

Además, el ministro de relaciones exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, informó que este repliegue de algunas unidades rusas de la frontera con Ucrania no se debe a la «histeria» de Occidente, ya que estaba programado. Pero dejó una frase sugestiva: «Lo hacemos independientemente de lo que otros piensan y del ‘terrorismo informativo’ que se está produciendo».

Mensaje claro entre otros para su par norteamericano, Antony Blinken. El secretario de estado norteamericano le puso fecha a la invasión rusa: el miércoles 16. Las palabras del funcionario de Joe Biden, incomodaron hasta al propio presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, quien le ha dicho al presidente Biden que sus admoniciones sobre una invasión complican todo, hasta la vida económica de Ucrania.

Misión clave de Alemania en Moscú

El canciller alemán Olaf Scholz tiene un encuentro cara a cara con Vladimir Putin. Al igual que Emmanuel Macron, la cancillería germana dijo que Scholz no quiso hacerse un test de PCR. El ADN de los líderes es desde ahora un material estratégico. Por lo que podemos imaginar el retorno de la «mesaza» con más de 5 metros de distancia entre ambos líderes.

Mientras tanto, la ministra de relaciones exteriores de Alemania recordó que la situación es de extrema tensión, por lo que dijo que «debemos aprovechar cualquier oportunidad que haya para una salida negociada y diplomática que enfríe la situación por Ucrania».